Naturaleza como infraestructura terapéutica hospitalaria
Múltiples registros históricos nos muestran el camino que ha recorrido el ser humano a través de su propia evolución. Es así como logramos dimensionar el vínculo de las culturas ancestrales con la Naturaleza, la que se daba en una completa reciprocidad y mutua transformación.
Sin duda alguna, los distintos momentos históricos y cambios culturales que ha experimentado el ser humano se reflejan en todas las dimensiones de su quehacer social: arte, educación, arquitectura, salud, etc. Los Jardines Sanadores y Terapéuticos, o las áreas naturales vinculadas a los espacios de salud, también reflejan esas transformaciones.
A mediados del siglo XIX, en plena época moderna, la enfermera británica Florence Nightingale buscaba entender el impacto del entorno sobre la salud de los pacientes. Fue una de las pioneras acuñando conceptos como «Healing Environment» y logró salvar muchísimas vidas al introducir medidas como la separación entre camas de pacientes e incrementar la limpieza e higiene personal. Recordemos que en esta época los heridos de guerra morían -en su mayoría- por enfermedades infecciosas o asociadas y no necesariamente por sus heridas durante combates.
«Veinte años después de la muerte de Florence Nightingale, los arquitectos Alvar Aalto y Aino Marsio diseñaron el Sanatorio de Paimio en medio de un bosque finlandés, para enfermos de tuberculosis, centrándose en la salud del paciente. Aún no existían los antibióticos, y los arquitectos, conscientes de que el sol era un factor clave en la recuperación de esta patología, basaron su diseño en el máximo aprovechamiento de la luz natural, la ventilación y las vistas al exterior». Parra Casado, Marta y Müller E., Ángela – arquitectas-.
Así, desde fines del siglo XIX e inicios del XX se establecen sanatorios para curar la tuberculosis, muchos de los cuales poseen disposición de campus, con amplios jardines para llevar a los pacientes hacia la Naturaleza y buscar sus beneficios en los procesos de recuperación.
Entre 1972 y 1981, el profesor y arquitecto norteamericano Roger Ulrich realizó un estudio titulado “View through a window, may influence recovery from surgery”, en el que se buscó determinar si existía diferencia entre pacientes (post-cirugía) que tuvieran acceso a vistas naturales y si era posible generar resultados positivos medibles en el tiempo. Los resultados mostraron que los 23 pacientes en habitaciones con vistas hacia entornos naturales tuvieron una estancia post-operatoria más breve, tomaron menos analgésicos y recibieron menos evaluaciones negativas de las enfermeras. Mientras que los 23 pacientes en habitaciones con vistas a un edificio, obtuvieron resultados opuestos.
A partir de las conclusiones de este trabajo, sumado a que fue publicado por la prestigiosa revista Science, se generó una mayor conciencia del impacto del espacio y el diseño de hospitales sobre el estado físico y anímico del paciente.
En Chile, pese a que históricamente la naturaleza cumplió un rol fundamental en la arquitectura hospitalaria durante el período de la Conquista de Chile (1540 – 1598) y la Colonia (1598 – 1810) así como en ciertas tipologías de etapas posteriores como los sanatorios para tratar tuberculosis y enfermedades mentales, en la actualidad los espacios naturales en Chile desempeñan un papel residual o inexistente dentro de los establecimientos de salud del país.
No obstante, en las últimas décadas nuevos enfoques científicos han cuestionado el orden arquitectónico proveniente del Movimiento Higienista, apuntando a la reincorporación de la naturaleza como parte del tratamiento, es decir, llevándola a la categoría de infraestructura, pues, “en muchos casos, los jardines y la naturaleza son más poderosos que cualquier medicamento” (Sacks, 2019). Estas investigaciones podrían -y deberían- revolucionar la arquitectura hospitalaria mediante una nueva aproximación al funcionamiento del organismo humano, descartando la especialización excesiva y apuntando al entendimiento del cuerpo como un todo conectado con el medio que lo rodea.
En este sentido, el desafío disciplinar es doble, en cuanto a la adaptación de la infraestructura existente y a la generación de nuevas políticas públicas y programas académicos, que entiendan la naturaleza como infraestructura necesaria para el tratamiento y la sanación. De esta necesidad surgen los denominados Jardines Sanadores o Terapéuticos.
¿Qué es un Jardín Sanador?
Se tratan de espacios naturales al interior de un centro de salud, diseñados específicamente para la comunidad que le dará uso: pacientes, familiares y funcionarios. Su diseño tiene como objetivo principal potenciar los beneficios que la Naturaleza nos entrega intrínsecamente, para facilitar la recuperación tanto física, psíquica, anímica y social como espiritual.
Tal como la medicina está comprendiendo que el cuerpo funciona de forma unitaria y que no basta con recuperar un órgano para sanar al individuo completo, se comprende que este individuo es a su vez parte de un contexto, y que es en la relación con su entorno donde podrá potenciar su proceso de sanación. Es en este sentido que se propone una revalorización de la naturaleza bajo un paradigma sanador desde la infraestructura arquitectónica hospitalaria.
Desde el 2014 Fundación Cosmos, ONG chilena dedicada a la planificación y diseño de espacios de naturaleza de uso público para la regeneración y conservación del socioecosistema, incorpora dentro de sus áreas de trabajo el desarrollo de proyectos de Jardines Sanadores en Chile. Hasta la fecha la Fundación ha liderado el diseño y construcción de 12 Jardines Sanadores en distintos hospitales y recintos de salud a lo largo de todo el país. Cada uno de ellos, es el resultado de un proceso participativo e investigativo de diseño, en el que se identifican necesidades específicas de la comunidad hospitalaria -funcionarios, pacientes y sus familias- y se responde utilizando vegetación y otros elementos paisajísticos, como infraestructura sanadora.
De esta forma cada jardín se especializa en una problemática, algunos están más enfocados en la terapia física, otros en la salud mental en instituciones psiquiátricas; en la sanación del trauma complejo en niños y adolescentes; en poder vivir un duelo a través de un jardín memorial o en la integración sensorial de adultos mayores con terapia ocupacional para alzheimer o demencia senil.
Diego Urrejola, director ejecutivo de Fundación Cosmos, explica que “la creación de políticas públicas orientadas a salud mental y arquitectura hospitalaria debe dar un salto incorporando a la naturaleza como infraestructura sanadora. La naturaleza es un conjunto vivo en el que los organismos están entrelazados e inciden el uno en el otro, y está ampliamente documentado que la salud de las personas internadas en hospitales mejora considerablemente cuando tienen acceso a la naturaleza, ya sea visual o físicamente. Esperamos que la red de Jardines Sanadores que hemos impulsado en Chile sirva de ejemplo para ser replicado por otros hospitales a nivel nacional y en otros países”.
Basándose en la experiencia de Fundación Cosmos, se reconocen ciertas indicaciones a tener en consideración a la hora de recuperar espacios residuales existentes o de proyectar Jardines Sanadores o Terapéuticos en futuros hospitales.
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