La necesidad de humanización de las infraestructuras sanitarias
En las últimas décadas, la arquitectura y la ingeniería en el sector hospitalario han experimentado una transformación significativa, reflejando la importancia que han adquirido los entornos físicos en la atención sanitaria. Este cambio ha estado impulsado por la combinación de avances tecnológicos, cambios en las expectativas de los pacientes, y una mayor comprensión de cómo el enfoque del diseño centrado en el paciente puede influir en el bienestar de las personas.
Uno de los mayores cambios observados en la arquitectura hospitalaria ha sido orientar el diseño hacia satisfacer las necesidades de los pacientes y sus familiares, así como mejorar su experiencia, haciendo que los hospitales modernos, además de ser lugares donde recibir atención médica, sean también espacios que promuevan el bienestar y la comodidad de las personas que pasan por ellos.
El diseño de los edificios impacta en la prestación de los servicios asistenciales, y al integrar ambos aspectos, podemos llegar a desarrollar espacios que potencien la efectividad terapéutica. De esta manera, la arquitectura en el ámbito de la salud se ha convertido en un factor importante dentro de la compleja red de elementos que influyen en la atención sanitaria.
Por ello, los hospitales están siendo diseñados para ser más acogedores, con espacios abiertos y luminosos, y áreas comunes que promueven la interacción social y el bienestar emocional. Los centros sanitarios actuales, además de promover la recuperación física y emocional de los pacientes, también han de prestar atención a las necesidades del personal médico, con una distribución que facilite la movilidad, la comunicación, y los flujos de trabajo clínicos.
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