Biopsia líquida: tecnología para el monitoreo rutinario de tratamientos oncológicos
Fecha: Febrero 2019
Idioma: Castellano
Procedencia: Vall d'Hebron Institute of Oncology (VHIO)
Web: ver aquí
Autor: Laura Muiños Vivancos, Ingeniera biomédica
La obtención de tejido tumoral supone un reto en pacientes de determinados tipos de cáncer y dificulta las posibilidades de ofrecerles un tratamiento personalizado. Ante esta situación, la biopsia líquida abre una nueva ventana de oportunidades para la caracterización de tumores originados en órganos en los que la realización de una biopsia implica un proceso demasiado invasivo.
Se trata de una tecnología que permite la detección de biomarcadores a través de una muestra de sangre que puede contener células cancerosas circulantes o rastros de ARN o ADN del cáncer. De este modo se puede obtener información genética que permita el avance hacia terapias dirigidas, más adecuadas para el caso particular de cada paciente.
Un número creciente de publicaciones documenta la capacidad de esta novedosa técnica para conocer la respuesta a terapias dadas, detectar recaídas con más antelación que las técnicas habituales y revelar mecanismos de resistencia al tratamiento.
Para tener una idea de cómo se puede aplicar esta técnica se puede pensar en la importancia de la detección de mutaciones en el gen EGFR para el tratamiento de pacientes con cáncer de pulmón no microcítico (Non-Small Cell Lung Cancer). En este caso los resultados de la búsqueda de mutaciones en este gen pueden guiar a los oncólogos para determinar si un determinado inhibidor es el tratamiento correcto. La detección se puede hacer partiendo de una biopsia de tejido, que supone una fuente de ADN del tumor, pero implica un procedimiento costoso, invasivo y potencialmente peligroso para el paciente.
Por otro lado, existe la posibilidad de realizar una extracción de sangre que permita reducir costes y tiempo de reacción además de posibilitar la realización de la prueba cada cierto tiempo para poder ver la evolución del tratamiento. Se trata de un procedimiento sencillo que empieza en la separación del plasma, que contiene las células tumorales circulantes y fragmentos de ADN del tumor. Seguidamente se realizan pruebas moleculares y de diagnóstico para detectar las mutaciones de EGFR y dotar a los oncólogos de la información necesaria para la toma de decisiones.
Es por ello que las pruebas con biopsia líquida están adquiriendo importancia en la elección de terapias pese que todavía presentan una sensibilidad moderada en comparación con las pruebas realizadas con biopsias de tejido. Además, permiten la monitorización de pacientes en tratamiento, con la consecuente ventaja que esto supone.
En España también se trabaja en esta dirección. Actualmente, en el VHIO (Vall d’Hebron Instituto de Oncología) se aplica esta técnica de forma rutinaria para pacientes de cáncer de colon y pulmón con la expectativa de poder extender la prueba a muchos otros escenarios clínicos a medida que mejore su sensibilidad. Como en este caso, otros hospitales y centros de investigación están invirtiendo en la biopsia líquida y ampliando sus posibilidades para avanzar en la personalización del tratamiento del cáncer y de este modo, ofrecer a los pacientes todos los recursos que merecen. ¿Cuál es el límite? Con el tiempo podremos conocer las limitaciones de esta tecnología y saber hasta dónde nos puede llevar, pero está claro que gracias a ella se ha dado un paso más en el campo de las terapias dirigidas.
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