Los que llevamos más de 20 años colaborando con la administración en los brotes ambientales sucedidos en poblaciones españolas, como sucedió en Zaragoza, Alcalá de Henares, Alcoy Cocentaina, Vigo y con una participación activa en Murcia y Barcelona, así como en diversos complejos industriales y comerciales por todo el país; reconocemos la importancia que tiene la aerobiología en los brotes ambientales y vemos con asombro, que de esta cuestión apenas se ha tenido en cuenta en el principio de la pandemia y solo desde hace apenas 2 semanas se comienza a hablar sobre ello.

Desde febrero de este año con la llegada del virus a España, refrendado incluso por determinadas aseveraciones por parte de algunas directrices de la OMS, se está negando por activa y por pasiva, la posibilidad de la contaminación ambiental de forma que los virus se puedan trasladar a través de la atmosfera afectando a viandantes y a usuarios de edificios hospitalarios.

Siguiendo las pautas de prevención dimanadas del Ministerio de sanidad, a nuestro juicio las medidas complementarias, sería el control ambiental de esta más que posible expansión del virus y más aún en la medida que este y otros virus han llegado y llegaran, persistiendo en nuestra sociedad de aquí en adelante.

Los técnicos que hemos intervenido en los brotes ambientales de legionelosis, sabemos la importancia que tiene la aerobiologia en la expansión de los brotes infecciosos. Si partículas de mayor tamaño, como es la bacteria Legionella, son capaces de viajar a grandes distancias, un peso molecular infinitamente más bajo, va a sobrepasar las barreras que se le impongan incluso en los hospitales donde los filtros de alta eficacia tipo HEPA o ULPA, solo actúan de forma parcial.

Los recientes hallazgos en Wuhan y Guanghou, borradores que serán publicados por el CDC en Julio, en su revista EDI (Emerging Disease Infection) si bien se pueden considerar sometidos a revisión, confirman la trasmisión ambiental de una UCI en Wuhan y la contaminación produciendo afectados en un restaurante en Guanghzou. Esto confirma lo expuesto por la Journal Medicine del Reino Unido en cuanto a la supervivencia del virus hasta 3 horas en un ambiente controlado. En España se unen dos entidades del mayor prestigio, como son la reciente publicación realizada por las comisiones técnicas del COIIM y AIIM, y el reciente de FEDECAI, que confirman la más que posible contaminación ambiental del aire.

Hoy en día está comprobada la importancia que puede tener en los brotes ambientales su trasmisión aérea y si bien la transmisión directa producida por personas enfermas o portadoras a otras sanas, directamente por contacto de superficies o por emisión de bioaerosoles directos a superficies y al sistema respiratorio de personas sanas es del mayor relieve, no se debe obviar en ningún caso la posible contaminación del aire en ambiente interior y exterior de los edificios.

Con relación a los hospitales las unidades de aislamiento en depresión (se extrae más aire del que se induce de entrada) muestran la capacidad de ser uno de los posibles reservorios y contaminantes del propio hospital y del ambiente exterior.

Aquellos que tienen en su salida del aire al exterior filtración de alta eficacia, pueden retener una parte del coronavirus, pero su eficacia de filtración se limita a 300 nm o en el caso de las ULPA (Ultra Alta eficacia) de escaso uso en España, llegar a 125 nm. Estas eficacias son por lo tanto insuficientes para frenar la salida al exterior de virus del tamaño de 80 a 160 nm, que se le reconoce al coronavirus, en este caso el factor de adhesión, que no debemos olvidar, también puede hacerlo en el ambiente exterior y sobrevivir durante más tiempo, tampoco anulará la salida de una parte de los coronavirus generados en estas unidades.