Bioseguridad frente Covid en residencias de mayores

TCU Arquitectos, arquitectura asistencial y sanitaria | ENERO 2021
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Durante los últimos meses, el equipo de TCU Arquitectos estamos inmersos en la transformación de varias residencias de ancianos en lugares seguros frente al Covid. El éxito de estas intervenciones radica en su precisión quirúrgica: actuar en puntos clave modificando su funcionamiento, sin entorpecer el día a día normal ni alterar su esencia de hogar.

Con ello perseguimos un doble objetivo: mantener separados a los residentes infectados del resto de los usuarios, y evitar la entrada de nuevos focos de contagio desde el exterior. A la primera necesidad se responde con una Estrategia de Segregación Integral, mientras que el segundo se cubre con un Protocolo de Control en Accesos. Ambas herramientas son complementarias y, apoyándose en la estructura de las Unidades de Convivencia -tipología que está demostrando ser realmente eficaz en esta situación de emergencia sanitaria1- consiguen dotar al centro de los medios adecuados contra el Covid.

 

Estrategia de Segregación Integral

Las acciones que definen esta Estrategia son:

  1. Definir zonas diferenciadas de infectados y no infectados. Entre ambas no debe existir ninguna conexión directa. Para planificar estos ámbitos, hemos recurrido a la división arquitectónica propia de las Unidades de Convivencia, asegurando un funcionamiento correcto y autónomo de cada área.

Nuestra Residencia en Murcia representa un ejemplo canónico de esto: la zonificación se apoyada en la división por Unidades, entre las que media un gran espacio, aumentando la estanqueidad entre ellas.

  1. Trazar flujos segregados según usuario y estado: residente infectado, residente sano, personal del centro, suministros, residuos y familiares. También para esto nos apoyamos en las circulaciones de las Unidades de Convivencia: aprovechamos la doble circulación exterior e interior a la Unidad, para personal y residentes respectivamente, superponemos el sentido de “marcha hacia adelante”, y estudiamos los puntos críticos, es decir, aquellos donde se conectan áreas distintas o se produce transferencia de personas y/o suministros.

La Residencia de Córdoba ilustra a la perfección el principio de marcar flujos hacia delante. El paso entre dependencias es siempre hacia adelante, tanto en el interior de cada zona (contaminada – no contaminada), como en los puntos de permeabilidad entre ellas. En este caso, así como en los vestíbulos que conectan con el exterior, se asegura una sobrepresión que evita la transferencia de eventuales virus en el ambiente entre ambos sectores.

Diferenciar núcleos verticales. También se ha de hacer una segregación de las circulaciones verticales, con el mismo criterio que en las horizontales y la zonificación, de manera que sean utilizados siempre por personas no infectadas o infectadas. 

En Tenerife, hemos resuelto el comprometido recorrido de evacuación de pacientes graves a través del ascensor reservado para infectados, conduciéndoles directamente al sótano, evitando cualquier cruce con otros residentes, personal o suministros, desde donde salen al exterior.

  1. Vestíbulos en sobrepresión para aislar zonas distintas entre sí. En caso de no existir tal espacio formalmente, se puede recurrir a un vestíbulo itinerante. Este tipo de instalación es de gran ayuda para reconfigurar espacios.
  2. Instalaciones de climatización independiente para zona de infectados y de no infectados. Además de evitar la transmisión de agentes patógenos por el aire o, permite controlar mejor las diferencias de presión en las distintas áreas.

 

Protocolo de Control de Accesos

  1. Accesos diferenciados por usuario: residente sano, nuevo residente, salida residente infectado, personal del centro, suministros, residuos y familiares. Esta medida va indisolublemente unida a la zonificación y la segregación de flujos. Si falla, la trazabilidad y el control de los contagios en el interior de la residencia quedan anulados.

La residencia de Murcia representa, nuevamente, este principio con gran claridad, contemplando la entrada de nuevos residentes a través de la Enfermería, donde permanecen 15 días después de los cuales se les ubica, si procede, en la zona descontaminada. Así mismo, el andén de carga y descarga, en el sótano, se comunica con el interior del edificio a través de un vestíbulo de descontaminación y otro en sobrepresión sucesivamente.

  1. Equipamiento de control en los accesos al centro. Dotar a todos accesos desde el exterior con puertas automáticas, cámaras térmicas y felpudos descontaminantes. También es recomendable colocar cámaras térmicas en los vestíbulos que separan zonas limpias e infectadas.
  2. Habilitación de espacios para EPIs. Lo ideal es que estos locales, así como los de equipamiento y material sanitario si los hubiera, sean contiguos a los accesos y con acceso directo desde el exterior.
  3. Vestuarios de descontaminación para personal, tanto para acceder al interior de las zonas como para salir del centro. De esta forma, se evita el transporte de patógenos entre exterior e interior de la residencia.
  4. Salas de visita equipadas con mamparas e interfonos. Estas habitaciones, con acceso desde el exterior y vestíbulo con sobrepresión, permiten encontrarse con los familiares sin riesgo de contagio.

 

tcu bioseguridad covid

 

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