Experiencias de descarbonización en instalaciones térmicas sanitarias
La descarbonización de un parque edificatorio constituye un objetivo crítico dentro de la transición energética global. Los hospitales, como infraestructuras de consumo energético continuo, representan un desafío particular debido a la complejidad de sus sistemas térmicos, que incluyen climatización, producción de Agua Caliente Sanitaria (ACS) y procesos de esterilización.
Este artículo, basado en el webinar sobre Experiencias en descarbonización de instalaciones térmicas realizado en julio de 2025, expone un marco estratégico y su aplicación práctica para la modernización de estas instalaciones, transitando desde la optimización de componentes existentes hasta la sustitución integral por sistemas de bomba de calor de alta temperatura que utilizan refrigerantes de bajo impacto ambiental, todo ello analizado a través de dos casos de estudio reales.
El análisis de ciclo de vida como base estratégica
El diseño de soluciones sostenibles se fundamenta en el Análisis de Ciclo de Vida (ACV), una herramienta que cuantifica el impacto ambiental de un producto o solución a lo largo de sus distintas etapas: fabricación, instalación, operación y mantenimiento, y fin de vida útil. Los datos analizados, obtenidos mediante la herramienta PEP Ecopassport, revelan que, en una enfriadora con una vida útil de 22 años, la etapa de operación y mantenimiento contribuye con aproximadamente el 94% del impacto ambiental total, mientras que la fabricación representa solo un 6%.
Dentro de la fase operacional, la eficiencia energética es el factor dominante, representando el 88% del impacto, seguido por el potencial de calentamiento atmosférico (PCA) del refrigerante utilizado, que contribuye con un 5%. Este análisis permite definir cuatro pilares fundamentales para la descarbonización.
El primero es una política de refrigerantes robusta, que implica la adopción de fluidos con bajo PCA, alineados con las crecientes restricciones del Reglamento de Gases Fluorados de la UE. El segundo pilar es la eficiencia energética, buscando optimizar el rendimiento estacional de los equipos muy por encima de los requisitos mínimos de la normativa de ecodiseño. El tercer pilar consiste en la electrificación del calor, mediante la sustitución de calderas de combustibles fósiles por bombas de calor, siempre que la generación eléctrica progrese hacia fuentes renovables. Finalmente, el cuarto pilar es la operación y mantenimiento optimizado, que se logra mediante la implementación de sistemas de control y gestión que permitan el mantenimiento proactivo y la operación en punto óptimo, monitorizando la instalación en tiempo real.
De la optimización a la renovación integral
Las actuaciones para la descarbonización se pueden clasificar según su complejidad e inversión, permitiendo una aplicación escalonada y adaptada a las posibilidades de cada centro. Las intervenciones menos invasivas incluyen la optimización de componentes, como la introducción de variadores de velocidad en ventiladores de enfriadoras existentes, lo que puede lograr ahorros del 8% con una inversión relativamente baja.
Un paso más allá consiste en la sustitución de equipos por alternativas de alta eficiencia, como la renovación de enfriadoras antiguas por modelos con compresores de tornillo inverter y refrigerantes de bajo PCA, lo que puede incrementar el rendimiento estacional hasta en un 100%.
Otra estrategia de gran impacto es la recuperación de calor, que integra sistemas capaces de aprovechar el calor residual del ciclo de refrigeración para precalentar ACS o la calefacción, pudiendo alcanzar ahorros de energía del 46% y reducciones de combustible del 85%.
La sustitución por bombas de calor representa una medida más integral, reemplazando calderas y enfriadoras por bombas de calor reversibles o de alta temperatura, facilitando así la electrificación; por ejemplo, un caso demostró un ahorro del 28% en energía y del 55% en combustible. Complementariamente, se pueden realizar actuaciones en los sistemas de distribución, como la sustitución de bombas de velocidad fija por velocidad variable, que reporta un ahorro típico del 6%, o la actualización de las Unidades de Tratamiento de Aire (UTAs) con ventiladores de corriente continua (EC) y filtros de baja pérdida de carga, que puede reducir el consumo en ventilación hasta en un 70%. Por último, la implementación de un control y gestión centralizada, que optimiza la secuenciación y operación de todos los componentes, genera ahorros típicos del 10% con una inversión moderada.
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