Iluminación centrada en el ser humano, nueva realidad en los entornos sanitarios
Este artículo forma parte del libro Health and Social Care Systems of the Future: Demographic Changes, Digital Age and Human Factors publicado en Julio de 2019.
Como seres humanos no hemos para de evolucionar. Hoy en día se estima que la gente pasa más de un 90% de su tiempo en espacios interiores. Este cambio está asociado con la investigación epidemiológica sobre la salud de la población como la deficiencia del sueño, SAD, ADHD, miopía, diabetes, bulimia, etc.
Los edificios que ocupamos afectan a nuestra salud y bienestar, a nuestra capacidad de recuperación de las condiciones médicas, a la creatividad y a las capacidades sociales. Los relojes de nuestro cuerpo controlan nuestro metabolismo, contribuyendo al buen funcionamiento de cada órgano del cuerpo. El ritmo circadiano consiste en cambios físicos, mentales y de comportamiento que siguen un ciclo diario. El ciclo luz/oscuridad es el principal factor de nuestros ritmos circadianos. Sin embargo, si pasamos por alto regularmente nuestros ciclos naturales del día a la noche trabajando durante la noche, viajando a través de diferentes zonas horarios, o recibiendo demasiada luz blanca antes de ir a la cama, los relojes de nuestro cuerpo se desorientar y dejan de funcionar correctamente. Y esto es lo que sucede cuando interrumpimos los sistemas circadianos de los pacientes de los hospitales que están en la UCI o en las habitaciones mediante el uso de luz inadecuada o la falta de esta.
Históricamente, estos factores no se han tenido en cuenta en las fases de diseño, construcción y uso de este tipo de edificios. Cuando dormimos 6 horas o menos en una noche determinada, no permitimos que nuestro cuerpo se cure a sí mismo. Esto puede hacemos más hambrientos, más débiles, más tontos, más enfermos, menos eficientes y más propensos a cambios de humor. En los entornos hospitalarios estamos constantemente interrumpiendo el sueño de los pacientes, por medio de ruido, demasiada luz inadecuada, o supervisión médica. Debemos cambiar esto considerando y equilibrando más cuidadosamente las necesidades del usuario.
El premio Nobel de Fisiología o Medicina 2017 fue otorgado conjuntamente a Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young por sus descubrimientos en los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano. En 2003 se descubrió que alrededor del 0,5% de las células ganglionares de la retina funcionan como un cuarto tipo de fotorreceptor, llamadas células ganglionares retinianas intrínsecamente fotosensibles (ipRGC).
Las señales ipRGC llegan al núcleo supraquiasmático, nuestro marcapasos circadiano maestro, y así arrastra a nuestro cuerpo con el ciclo natural de día/noche estabilizando las funciones de nuestro cuerpo si se recibe la luz adecuada en el momento adecuado. El NCS informa al hipolátamo que desempeña un papel crucial en muchas funciones importantes, incluyendo el envío de señalas a los diferentes órganos para producir las hormonas que necesitamos en las diferentes etapas del día, la regulación de la temperatura corporal, el mantenimiento de los ciclos fisiológicos diarios, el control del apetito, la gestión de nuestro comportamiento sexual y la regulación de las respuestas emocionales.
En conclusión, es pertinente señalar que centrar la atención en las personas es un valor clave para mejorar su bienestar y productividad. Sin embargo, esto sólo es posible si se desarrollan espacios inteligentes y se contribuye a la salud física y la comodidad de los usuarios. La iluminación centrada en el ser humano es una de las cuestiones clave que contribuyen de manera importante al bienestar de los trabajadores de la salud y los pacientes, apoyando la seguridad de los pacientes y la salud y la seguridad en el trabajo.
Puede acceder al libro Health and Social Care Systems of the Future: Demographic Changes, Digital Age and Human Factors haciendo click aquí.
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