La atención domiciliaria se postula como alternativa costo-eficiente al ingreso
La atención domiciliaria de algunos enfermos resulta más costo-efectiva que su ingreso hospitalario, en lo esencial porque la reducción de estancias en los centros genera ahorros que cubren el pago de un equipo de asistencia especializada en el hogar, según se deduce de al menos tres investigaciones revisadas por Publicación de Directivos de la Salud con la colaboración de la Agencia de Información, Evaluación y Calidad en Salud (Aiaqs), empresa pública de la Consejería de Salud de Cataluña.
El departamento de salud que encabeza Boi Ruiz explora alternativas al “cara a cara” de la relación médico-enfermo en los hospitales porque existen indicios de su seguridad y de su potencial ahorro. “Tenemos sobre la mesa propuestas de estudios en este sentido que incluyen el asesoramiento telefónico o los SMS”, ha explicado a este periódico el director de Evaluación de la Aiaqs, Joan Escarrabill. De hecho, una investigación de 2003 firmada por él mismo y otros autores en European Respiratory Journal, hizo un seguimiento de pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y concluyó que la media del coste directo por paciente atendido en domicilio fue el 62 por ciento del generado por el ingreso en el hospital: “La hospitalización domiciliaria produce mejores resultados a menores costes que la asistencia convencional”, se ratificó en el escrito.
Del trabajo se hizo eco, en 2007, otra investigación publicada en European Health Economics, cuyo primer autor es el economista de la salud Jaume Puig-Junoy y en la que, para el mismo tipo de paciente, se descubrió una diferencia en el coste medio por enfermo de 810 euros según se le atendiese en su casa (más barato) o en el hospital.
En tercer lugar, el listado de documentos de 2011 de la Aiaqs incluye un informe del Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud que revisa el asesoramiento telefónico y la atención domiciliaria “como estrategias para reducir la tasa de frecuentación a los servicios de urgencias hospitalarios”. Entre las conclusiones del estudio, destaca el hecho de que la atención de pacientes en el hogar no ha demostrado una reducción de los costes pero, al mismo tiempo, su puesta en práctica no se ha relacionado con un aumento del consumo de recursos sanitarios, entre ellos la llamada y uso de los servicios de urgencia de los hospitales. Por esta razón –se postula en el informe– “hay que valorar muy seriamente esta alternativa como sistema para liberar recursos a los hospitales, más si se tiene en cuenta que, en general, son bien valorados y recibidos con satisfacción por los pacientes”.Su aplicación al enfermo agudo y de edad avanzada reduce la demanda de las urgenciasAlgunas lagunas
El artículo científico (cuyo autor principal es Oriol de Solà-Morales, vinculado a la Aiaqs hasta hace poco) revela lagunas en la asistencia domiciliaria porque, según se indica, “no ha demostrado sistemáticamente reducciones en el uso de los Servicios de Urgencia Hospitalaria” salvo en casos concretos (patología aguda y geriátrica), si bien se admite su valía para reemplazar a la hospitalización convencional “para la mayoría de las infecciones agudas en personas seleccionadas”.
Preguntado por el documento, Escarrabill matizó, “con toda la prudencia posible”, que se trata de “un estudio preliminar” que, en efecto, trata de abordar el problema que se va a plantear en el futuro, esto es, las alternativas a la hospitalización. Asimismo, puntualizó que la atención domiciliaria se puede abordar desde un punto de vista general o de forma más específica, “porque no es lo mismo este tipo de asistencia que el seguimiento y visita de enfermos crónicos a largo plazo”, por ejemplo. Para el director de Evaluación de la agencia catalana, el “hospital domiciliario” se distingue de la atención continuada de los crónicos en muchos matices como en la cobertura horaria de la prestación (en el caso de esta última la asistencia sigue los ritmos habituales, lo que excluye los fines de semana) o en su capacidad de respuesta (inmediata en el domicilio o bien programada en el caso del enfermo crónico).
“En nuestra investigación [de 2003], llegamos a la conclusión de que tener un paciente en casa era seguro, pero no en el caso de cualquier enfermo y no con cualquier grado de gravedad, sino en los pacientes que identificamos y con las condiciones que pusimos, y, además, era costo-efectivo”, arguyó.
El departamento de salud que encabeza Boi Ruiz explora alternativas al “cara a cara” de la relación médico-enfermo en los hospitales porque existen indicios de su seguridad y de su potencial ahorro. “Tenemos sobre la mesa propuestas de estudios en este sentido que incluyen el asesoramiento telefónico o los SMS”, ha explicado a este periódico el director de Evaluación de la Aiaqs, Joan Escarrabill. De hecho, una investigación de 2003 firmada por él mismo y otros autores en European Respiratory Journal, hizo un seguimiento de pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y concluyó que la media del coste directo por paciente atendido en domicilio fue el 62 por ciento del generado por el ingreso en el hospital: “La hospitalización domiciliaria produce mejores resultados a menores costes que la asistencia convencional”, se ratificó en el escrito.
Del trabajo se hizo eco, en 2007, otra investigación publicada en European Health Economics, cuyo primer autor es el economista de la salud Jaume Puig-Junoy y en la que, para el mismo tipo de paciente, se descubrió una diferencia en el coste medio por enfermo de 810 euros según se le atendiese en su casa (más barato) o en el hospital.
En tercer lugar, el listado de documentos de 2011 de la Aiaqs incluye un informe del Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud que revisa el asesoramiento telefónico y la atención domiciliaria “como estrategias para reducir la tasa de frecuentación a los servicios de urgencias hospitalarios”. Entre las conclusiones del estudio, destaca el hecho de que la atención de pacientes en el hogar no ha demostrado una reducción de los costes pero, al mismo tiempo, su puesta en práctica no se ha relacionado con un aumento del consumo de recursos sanitarios, entre ellos la llamada y uso de los servicios de urgencia de los hospitales. Por esta razón –se postula en el informe– “hay que valorar muy seriamente esta alternativa como sistema para liberar recursos a los hospitales, más si se tiene en cuenta que, en general, son bien valorados y recibidos con satisfacción por los pacientes”.Su aplicación al enfermo agudo y de edad avanzada reduce la demanda de las urgenciasAlgunas lagunas
El artículo científico (cuyo autor principal es Oriol de Solà-Morales, vinculado a la Aiaqs hasta hace poco) revela lagunas en la asistencia domiciliaria porque, según se indica, “no ha demostrado sistemáticamente reducciones en el uso de los Servicios de Urgencia Hospitalaria” salvo en casos concretos (patología aguda y geriátrica), si bien se admite su valía para reemplazar a la hospitalización convencional “para la mayoría de las infecciones agudas en personas seleccionadas”.
Preguntado por el documento, Escarrabill matizó, “con toda la prudencia posible”, que se trata de “un estudio preliminar” que, en efecto, trata de abordar el problema que se va a plantear en el futuro, esto es, las alternativas a la hospitalización. Asimismo, puntualizó que la atención domiciliaria se puede abordar desde un punto de vista general o de forma más específica, “porque no es lo mismo este tipo de asistencia que el seguimiento y visita de enfermos crónicos a largo plazo”, por ejemplo. Para el director de Evaluación de la agencia catalana, el “hospital domiciliario” se distingue de la atención continuada de los crónicos en muchos matices como en la cobertura horaria de la prestación (en el caso de esta última la asistencia sigue los ritmos habituales, lo que excluye los fines de semana) o en su capacidad de respuesta (inmediata en el domicilio o bien programada en el caso del enfermo crónico).
“En nuestra investigación [de 2003], llegamos a la conclusión de que tener un paciente en casa era seguro, pero no en el caso de cualquier enfermo y no con cualquier grado de gravedad, sino en los pacientes que identificamos y con las condiciones que pusimos, y, además, era costo-efectivo”, arguyó.
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