Interoperabilidad de la información en salud

Ariadna Rius Soler, Analista de Interoperabilidad; Albert Màrquez Colomé, Director de Sistemas de Información y Comunicaciones, Parc de Salut Mar | SEPTIEMBRE 2020
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Interoperabilidad es un término complejo que surge recurrentemente cuando se trabaja en proyectos de TIC en salud pero, ¿realmente sabemos qué abarca? En este artículo se ofrece una aproximación al concepto de interoperabilidad presentando qué es, por qué es necesaria, cómo se consigue y cuáles son las principales barreras que encontramos en su adopción.

¿Qué es la interoperabilidad?

Con el término interoperabilidad nos referimos a la capacidad de los componentes, como plataformas, sistemas o dispositivos médicos, de intercambiar información de manera coherente, sin que se pierda su significado. En esta comunicación, debe garantizarse que los datos pueden utilizarse en el agente receptor como si se hubieran recogido o generado en él, aunque ambos componentes estén en distintos departamentos, organizaciones, niveles asistenciales o regiones. En resumen, los datos tienen que ser agnósticos al sistema sobre el que se recogen o registran.

La interoperabilidad no es una habilidad binaria que sucede o no, sino que tiene las siguientes capas, a las cuales también se hace referencia como dimensiones o niveles:

  • Técnica: Es la capa más básica, la que permite que haya una comunicación efectiva entre los componentes.
  • Funcional o sintáctica: Añade el hecho de poder mandar información asistencial entre estos componentes.
  • Semántica: Garantiza que no se pierde el significado de la información una vez intercambiada, y que tanto el origen como el destino de la comunicación la interpretan de la misma manera.
  • Legal: Hace referencia al cumplimiento de la legislación vigente en el ámbito de los agentes involucrados en el intercambio. Es especialmente importante en proyectos transfronterizos que implican marcos legales diferentes.
  • Organizativa: Añade la capa de proceso a la comunicación, de modo que el intercambio y el uso de la información estén alineados con los flujos y la manera de trabajar de las distintas entidades.

¿Por qué es necesaria?

El ámbito de la salud se caracteriza por presentar una alta heterogeneidad en cuanto al objetivo, el origen y la manera de almacenar los datos que se utilizan. Los sistemas de información con los que se trabaja en los centros asistenciales, se complementan con agentes tan distintos como dispositivos médicos, aplicaciones móviles, plataformas o programas departamentales (por ejemplo de laboratorio o de radiología). Cada uno de estos elementos permite recoger datos con un propósito concreto, siguiendo un formato propio y diferente de registro, persistencia, presentación y consulta de los mismos. Para que los profesionales tengan acceso rápido a la información que necesitan en cada momento, es necesario que sus estaciones de trabajo interactúen con los distintos agentes, comunicándose entre sí. Este intercambio solo se puede hacer efectivo ordenando y haciendo compatibles los diversos formatos de representación y transmisión, es decir, haciendo que los agentes sean interoperables.

Además de acceder a los datos del paciente que se generan dentro del propio centro, también resulta imprescindible poder consultar la información de las otras entidades que lo han tratado. En este escenario se identifica la misma necesidad de interoperabilidad, ya que los proveedores utilizan sistemas distintos, entre los cuales se encuentran las diferencias de formato que ya se han presentado anteriormente. Ampliando la perspectiva se localizan muchos más casos de uso con requerimientos similares:

  • Recolección de información de actividad por parte de aseguradoras, administraciones o Servicios de salud.
  • Agregación de datos para definir políticas de salud pública o guías de práctica clínica.
  • Centralización de información en proyectos de investigación e innovación a nivel regional, europeo o internacional.
  • Tratamiento de datos para la aplicación de algoritmos de inteligencia artificial.

En definitiva, para todo sistema que requiera concentrar información de distintas fuentes, se deberá realizar un trabajo exhaustivo de homogeneización tanto de los datos a utilizar, como del modo en el que estos se intercambian.

De esta manera, es importante destacar que el principal objetivo de la interoperabilidad es garantizar el acceso a la información relevante y necesaria de los ciudadanos, por parte de profesionales de distintos perfiles, centros y niveles asistenciales. Esta disponibilidad contribuye a que el proceso de toma de decisiones se realice de una manera más segura, eficiente y eficaz, independientemente del lugar o de quién los haya registrado. Ofrecer una visión completa de los pacientes, su historial y los procesos en los que están involucrados, no solo permite alcanzar el continuo asistencial, también ayuda a reaprovechar y contrastar información, evitar pruebas diagnósticas que ya se hayan realizado y aumentar la seguridad de los tratamientos. Desde un punto de vista más global, la interoperabilidad también permite explotar los datos a varios niveles, para gestionar, planificar e investigar.

¿Cómo se consigue?

La homogeneización de la información y su intercambio puede trabajarse a nivel específico para cada situación, con pactos a medida, pero el uso de estándares internacionales permite el reaprovechamiento de conocimientos a gran escala, favoreciendo que las soluciones sean más robustas y fácilmente exportables. Existen estándares específicamente diseñados para alcanzar cada uno de los niveles de interoperabilidad presentados, y que se definen, mantienen y distribuyen a nivel internacional, de país e, incluso, regional.

En la capa de interoperabilidad técnica se sitúan los protocolos de comunicación que permiten establecer una conexión entre componentes por un medio concreto, a través de la cual realizar el intercambio de información asistencial. En el caso de un glucómetro, por ejemplo, este puede conectarse al ordenador del paciente mediante una conexión física por cable USB1, a una aplicación móvil por Bluetooth (corto alcance) o a un concentrador de datos a través de ZigBee (radiofrecuencia). Las medidas de glucosa se podrían mandar a una plataforma que los centralizara y que, a su vez, los facilitara al sistema de información del centro que está tratando al paciente. Ambas comunicaciones se podrían realizar por servicios web a través de internet, con el protocolo TCP/IP2. Entre las organizaciones o comunidades que definen y mantiene este tipo de estándares de propósito general, se encuentran IEEE3, ISO4, ZigBee Aliance, Bluetooth SIG o el USB Implementers Forum.

En la capa de interoperabilidad sintáctica se incluyen estándares que normalizan el formato y la estructura de la información que se intercambia a nivel de aplicación. Los más utilizados para esta finalidad son los estándares HL75 de mensajería 2.x (para el intercambio de eventos como la admisión de paciente o la disponibilidad de una nueva medida de glucosa) y de estructuración de documentos clínicos CDA R26 (como el informe de alta), así como el de representación y gestión de la imagen médica (como radiografías, electrocardiogramas o resonancias magnéticas) DICOM7, de NEMA8. La especificación más reciente de HL7 es el estándar FHIR9, diseñado para ser más ágil y flexible que sus predecesores, y cuya especificación se adecua a las comunicaciones ligeras propias de los dispositivos móviles.

 

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