Dentro del entorno hospitalario, es inmensurable la cantidad de datos generados diariamente por todos los dispositivos de monitorización del paciente. Trasformar estos datos en información que sea precisa, de rápido acceso y que no requiera una inversión económica desmesurada es la clave de la Internet of Things (IoT).

Los registros de salud electrónicos ofrecen beneficios incuestionables en el flujo de trabajo del personal sanitario para el manejo de los pacientes ingresados. La recopilación de datos automatizada y validada, conseguida a través de la conectividad y la interoperabilidad perfecta de los dispositivos médicos, garantiza el seguimiento del paciente tanto dentro como fuera de las instalaciones del hospital, además de dar soporte a los gestores de la logística hospitalaria.

Todo eso solo es posible gracias a la evolución de la IoT en paralelo con la Inteligencia Artificial, que pone en práctica el procesamiento de los algoritmos de machine learning. La aplicabilidad de estos tres mecanismos esenciales presenta soluciones y beneficios para los pacientes, sus familiares, el personal sanitario y todo lo que está relacionado internamente en los hospitales.

Básicamente, los componentes de la IoT son: los dispositivos médicos de monitorización del paciente, los conectores y plataformas de procesamiento y agregación de los datos, los dispositivos para almacenamiento de los datos y los módulos de inteligencia artificial para la generación de las informaciones provenientes del análisis de estos. Se espera que este procedimiento, que empieza con la captura del dato y finaliza con la transformación de éste en información útil, sea dinámico e instantáneo. Es intuitivo pensar que sin la conectividad de todos estos dispositivos y módulos esta tarea sería del todo imposible.

Actualmente, en el mundo hay más de 22.000 millones de dispositivos conectados y hay datos estadísticos que indican que se superarán los 38.000 millones en 2025 y diversas fuentes aseguran que se llegarán a los 50.000 millones en el año 2030. El impulso que ha recibido el IoT en la última década, gracias al rápido avance de las tecnologías y a la disminución de coste de los componentes que requiere, lo han situado en prácticamente todos los sectores, siendo el área de salud uno de los que ha anotado un avance más destacado. Los dispositivos de salud son cada vez más habituales en el mercado, a la vez que crecen sus usuarios. Sin embargo, en el ámbito hospitalario la integración del IoT en los procesos internos no resulta tan rápida como se esperaba, debido a la complejidad de integración entre los diferentes lenguajes informáticos de dispositivos y plataformas. Sin embargo, en la prestación de servicios tanto para profesionales como pacientes, el IoT todavía tiene mucho que decir y sobre todo ante ciertas crisis sanitarias -como el Covid-19, todavía presente a nivel mundial-, en las que una rápida interacción entre dispositivos y profesionales se ha reflejado como una cuestión esencial y determinante en la tarea de acelerar actuaciones y evitar riesgos en el tratamiento de los pacientes.

Sin embargo, la arquitectura que da forma a los sistemas de IoT es compleja y requiere avanzados sistemas operativos, con respuestas coordinadas y evaluación de posibles fallos de repercusión asociados entre procesos paralelos. Además, como no existen patrones internacionales establecidos para conseguir la compatibilidad entre los sistemas, la comunicación entre ellos es sin lugar a dudas uno de los grandes desafíos. Este es precisamente el campo de trabajo de la empresa Better Care, con su principal producto, BC Link, una plataforma creada para la conectividad e interoperabilidad entre los más diversos dispositivos utilizados en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), y para el procesamiento instantáneo de datos.