El C50 debe incluirse en las normas de los centros de atención a personas mayores
¿Qué son unas buenas condiciones acústicas en la atención a las personas mayores? Recientemente se ha realizado un nuevo estudio en una residencia de adultos mayores de Dinamarca. La motivación de este estudio realizado por los dos ingenieros y arquitectos Cecilie Søgaard Petersen y Stine Sonne Nautrup fue que vemos cambios demográficos en todo el mundo y esto también significa que la gente de Dinamarca está envejeciendo.
El tiempo de reverberación no es suficiente
La breve conclusión de su proyecto fue que la normativa danesa de construcción (BR18[1]) para residencias de ancianos no es suficiente. En la actualidad, la normativa se basa únicamente en el tiempo de reverberación (T20) y el estudio demostró que, aunque las instalaciones cumplían las exigencias con el techo acústico existente, los usuarios finales consideraban que el entorno sonoro era ruidoso, no favorecía la comunicación y resultaba molesto. Se llegó a la conclusión de que, si se incluye el C50 en la norma, junto con el tiempo de reverberación, se obtendrá una evaluación mejor y más relevante de los espacios compartidos en las residencias de ancianos.
A medida que aumenta el número de adultos mayores, más personas tienen dificultades cognitivas y una pérdida de audición cada vez mayor. Este malestar tiene como consecuencia que los ancianos son más sensibles al sonido. Cuando las residencias de ancianos se clasifican en los mismos términos que las viviendas públicas en la BR18, se plantea la cuestión de si se tiene en cuenta la sensibilidad acústica de las personas mayores. Es necesaria una mayor sensibilidad porque un mal ambiente acústico puede contribuir a la soledad y la depresión.
Diseño del estudio
Los dos ingenieros decidieron investigar y cambiar acústicamente un espacio abierto compartido en la residencia de ancianos donde las personas que viven en ella van a comer, se relacionan e interactúan con amigos, familiares y el personal. La investigación de la intervención consistió en cambiar las placas del falso techo, medir la acústica de la sala antes y después, y entrevistar al personal.
La sala (la marca roja es la zona que se reformó acústicamente)
Imágenes ruidosas, condiciones ruidosas
El tratamiento acústico original de la sala consistía en placas de yeso perforadas en un techo suspendido. Los ingenieros comentaron en su informe que el impacto visual de un techo de este tipo en un centro de atención a personas mayores puede ser muy molesto debido a las irregularidades de la superficie. Al tener demencia, los "ruidos visuales" pueden provocar ansiedad y la sensación de que "hay algo en el techo".
El tratamiento original cumplía las exigencias del reglamento de construcción, pero a pesar de ello, el personal expresó su preocupación:
... algunos de ellos (los ancianos) se confunden y no encuentran la paz suficiente para sentarse en la mesa... no pueden concentrarse lo suficiente para comer debido al ruido.
No sólo las personas mayores tienen dificultades:
...yo experimento que la habitación es muy ruidosa. Cuando salgo de mi trabajo, es fácil que me sienta muy mareado y cansado a causa de todo el ruido.
Los ingenieros optaron por cambiar las placas del techo por una solución de lana de vidrio porosa [2] que tiene un aspecto más limpio y se esperaba que tuviera un mejor rendimiento acústico tanto en lo que respecta a la fuerza auditiva como a la claridad del discurso.
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