Recomendamos este artículo publicado en la revista Color. Research and Application, por los autores Fiona McLachlan y Xuechang Leng.

El “diseño para la demencia” es un tema de investigación en creces a nivel internacional y la investigación formal sobre el papel del color en la demencia nos ayuda a comprender cómo las personas pueden experimentar el espacio. Desde el Servicio Nacional de Salud (NHS) en Reino Unido reconocen que las rutas de circulación ilógicas son un problema común y que el color puede ayudar a la navegación si se implementa con una estrategia de diseño como puede ser la codificación de espacios por colores, sin embargo, no siempre tiene éxito en ayudar con la orientación. Las investigaciones sugieren que los espacios con carácter, de fácil navegación y que utilizan puntos de referencia son más probables que mejoren la experiencia diaria en los entornos sanitarios sobre todo cuando la agudeza sensorial puede estar debilitada. En general los visitantes y usuarios de los centros de salud suelen estar ansiosos, el aumento del estrés disminuye la capacidad de absorber y procesar información.

Desde hace tiempo existe una relación comprobada entre el bienestar y la naturaleza lo que contribuye a reducir el estrés. El uso y aplicación del diseño biofílico han sido ampliamente estudiados y relacionados al diseño de hospitales debido a que proporcionan una mejoría en los índices de recuperación. Sin embargo, en un importante estudio sobre la respuesta humana al color en el medio ambiente realizado para la NASA señala que la simplificación excesiva, los mitos y los malentendidos en relación con el significado atribuido al color y la respuesta humana han sido ampliamente desacreditados.

Aunque se dispone de orientaciones para residencias y hospitales, parece que se aplican a menudo sin la aportación de profesionales del diseño o sin referencia al contexto específico, además se ha observado que la investigación sobre el color en la asistencia sanitaria es a menudo poco fiable.

La investigación sobre el color es un reto en condiciones de campo, este artículo analizará los métodos utilizados en dos proyectos dirigidos por la práctica para involucrar a grupos de usuarios y a estudiantes voluntarios de arquitectura en el desarrollo y la pintura de instalaciones de color dentro de entornos sanitarios existentes. Los proyectos pretenden tener un impacto inmediato en la vida cotidiana de todos los usuarios del edificio.

Estudio de casos

El Royal Edinburgh Hospital es un centro de salud mental del NHS que durante sus 200 años de existencia ha crecido de forma errática dejando como consecuencia una experiencia de navegación confusa y compleja para quienes circulan por las instalaciones. El pasillo principal se extiende a lo largo de 150 metros, sus paredes son blancas y es un espacio principalmente transitorio y monótono.

Proyecto 1: Destinos y direcciones para un pabellón de demencia

El pabellón Pentland, ubicado al sur del hospital, alberga una comunidad de pacientes con demencia de larga estancia. La sala no fue construida expresamente para el uso que tiene por lo que los espacios son similares y carecen de carácter, si bien el personal y los familiares hacen lo posible para que las habitaciones sean acogedoras es en los espacios sociales y de circulación donde los pacientes pasan gran parte del día (la instalación de color se desarrolló en las zonas públicas de la sala, las habitaciones individuales al ser privadas no formaron parte del proyecto)

Desarrollar métodos de comunicación fue fundamental en el proceso. La primera técnica se basó en realizar un grupo de discusión formado por personal de enfermería y familiares, todos participantes voluntarios a los que se les pidió resaltar áreas específicas dentro del plano. Los dibujos produjeron un notable consenso, en el caso de las rutas de circulación se consideraron confusas y desorientadas, los niveles de iluminación bajos y que los pasillos terminan en “callejones sin salida”. El segundo problema más identificado fue la falta de diferenciación entre espacios, los cuidadores (predominantemente parejas de los pacientes) hicieron énfasis en la necesidad de contar con espacios hogareños y lugares en las zonas de circulación donde poder sentarse con sus familiares.

Los bocetos de diseño de las áreas problemáticas ya identificadas se presentaron al grupo de discusión junto a una propuesta de colores inicial (figura 1). En el concepto de diseño se propuso la introducción de bloques de colores en las paredes de zonas específicas, superpuestas con motivos repetitivos para dar sugerencia de dirección y acentuar esquinas clave. La extensión de color se limitó a las paredes superiores a excepción de dos zonas -comedor y sala de estar- en las que se extendieron en toda su altura.

La siguiente etapa consistió en afinar la paleta de colores. Estudiantes voluntarios de arquitectura hicieron muestras de color basados en el entorno del barrio y fijaron las muestras junto a los bocetos durante dos semanas para que los usuarios experimentaran como cambiaba su percepción de los colores a lo largo de los días y las diferentes condiciones meteorológicas. Un grupo de discusión final realizado del foro de cuidadores aportó sus comentarios tras lo cual se ajustaron algunos colores (tabla 1). El diseño de los colores responde a las condiciones particulares de luz y está pensado para variar su aspecto durante el día. Seis meses después de su instalación se utilizó un cuestionario para obtener opiniones de los cuidadores y el personal clínico y de limpieza. Se planteo a los usuarios una serie de preguntas sobre cuatro temas: orientación y dirección, ambiente general y carácter de los espacios, experiencia del efecto de la instalación de color y observación de los pacientes.