Cómo lograr la construcción de una cubierta eficiente y segura en tres meses: el reto del Hospital Isabel Zendal
La emergencia sanitaria causada por la Covid-19 en la primavera de 2020 puso en jaque el día a día de la gran mayoría de los españoles, confinándolos y colapsando el sistema sanitario, que tuvo grandes dificultades para hacer frente a la demanda de camas hospitalarias. De la noche a la mañana los centros tuvieron que reestructurarse para acoger a los contagiados por este nuevo virus, peligroso, difícil de tratar y que se transmitía con gran facilidad por el aire. Para ello era imprescindible contar con espacios bien ventilados, que permitiesen mantener una distancia de seguridad mínima, fáciles de mantener y desinfectar, y que, además, garantizasen el confort y la seguridad de los pacientes y personal sanitario.
En la Comunidad de Madrid, dada la situación de sus hospitales de referencia, se procedió a la construcción del Hospital de Pandemias de Madrid, Enfermera Isabel Zendal. El centro, que fue levantado en tiempo récord, se diseñó como un espacio polivalente versátil y sectorizable para poder adaptar sus instalaciones a usos posteriores distintos a la pandemia del coronavirus.
El Hospital Isabel Zendal tiene una extensión de unos 80.000 m², repartidos en tres pabellones de 7.400 metros cada uno, un centro logístico y un almacén central de 7.900 metros, un área administrativa de 5.700 metros y una central de instalaciones de 1.250 metros. Además, cuenta con una capacidad de 1056 camas (50 de ellas de UCI).
En su construcción participaron cuatro de las principales constructoras españolas: San José, Dragados, Ferrovial y Sacyr, además de cuatro estudios de arquitectura (Estudio Chile 15 Arquitectos, Árgola Arquitectos, Estudios de Arquitectos y Consultores SN y AIDHOS Arquitect) y dos ingenierías (I+P Ingeniería y Conurma Ingenieros Consultores). Asimismo, se instalaron soluciones constructivas de las principales empresas fabricantes del país.
Un hospital “antivirus” y de gran eficiencia energética
Una de las principales características de este centro hospitalario es su diseño en forma de hangar, con el que se facilita una clara diferenciación de usos y la fácil circulación del aire, minimizando así los riesgos de contagio. Cada pabellón cuenta con un espacio central, el cual dispone de un alto techo que contribuye a mejorar la ventilación, funcionando como un “antivirus” frente a la amenaza de infecciones.
Además, se apostó por la incorporación de medidas constructivas activas y pasivas para garantizar un mejor rendimiento energético del edificio, contribuyendo a la salud y la seguridad del equipo médico y sus pacientes. Para ello se instalaron sistemas de última generación para la ventilación y la iluminación (medidas activas) y se prestó mucha atención al aislamiento térmico y a la correcta impermeabilización del edificio.
“En un espacio de estas dimensiones es imprescindible apostar por aspectos tales como la impermeabilización de la cubierta. No solo hacemos referencia a la instalación de los elementos que, evidentemente, debe ser satisfactoria para garantizar la seguridad y buena marcha del edificio, sino a la elección de los sistemas a instalar, ya que dada la complejidad del uso del inmueble estos deben facilitar tanto su colocación como su posterior mantenimiento”, señalan desde AIFIm (Asociación Ibérica de Fabricantes de Impermeabilización), que reúne a los principales fabricantes de sistemas de impermeabilización: Danosa, BMI, Soprema, Chova, Renolit Arkoplan SIKA y Mapei.
Para la impermeabilización de 30.000m² de la cubierta se optó por sistema monocapa para cubiertas planas no transitables con una inclinación superior o igual al 1%, especialmente diseñado para su uso en hospitales, escuelas o centros comerciales. La clave de este sistema está en su lámina de impermeabilización TPO (Thermo Plastic Polyolefin) con armadura de poliéster reforzada con doble tejido, que aporta resistencia mecánica y durabilidad, y con un acabado que permite reflejar la luz solar, evitando el calentamiento en el interior del edificio y minimizando el efecto “isla de calor”.
“El sistema de cubierta empleado aquí está formado por una chapa soporte tipo deck, que va fijada a la estructura metálica y funciona como soporte del sistema. A continuación, se instaló el aislamiento de planchas PIR de 8cm recubiertas con aluminio por las dos caras, y finalmente se remató con la lámina de impermeabilización TPO, que en este caso es un sistema de fijación mecánica”, explica Diego Martín Carreira, director de proyectos Montajes de Grupo Lesaca, una de las empresas instaladores que participó en la obra.
“Este sistema tiene una gran durabilidad y proporciona un gran aislamiento al edificio, aportando así un gran rendimiento energético al mismo y reduciendo, evidentemente, los costes de climatización”, afirma Diego Martín.
Además, para garantizar la seguridad de la estructura y el excelente comportamiento energético del edificio se procedió a la fijación mecánica de la lámina de impermeabilización con fijaciones telescópicas con rotura de puente térmico. “Estas fijaciones tienen una parte plástica que evita las conexiones metálicas entre el interior y el exterior del edificio que permite optimizar el rendimiento térmico y por tanto energético de la cubierta”, apunta Enrique Capilla, director en Fijaciones en FYT, que junto a Etanco, es una de las empresas colaboradoras de AIFIm.
Para poder seguir leyendo y descargar este artículo en PDF debe iniciar sesión o darse de alta en el portal.
Para poder escribir un comentario debe iniciar sesión o darse de alta en el portal.