Existe un debate mundial sobre los aerosoles como factor de transmisión del SARS-CoV-2. Los aerosoles contienen pequeñas partículas respirables que, tal y como destacó la OMS recientemente, se ha señalado como una vía de contagio del Covid-19.

Una vez confirmada esta vía de transmisión se empezó a investigar la persistencia de estas partículas dentro de espacios cerrados como los ascensores. 

El artículo presenta un estudio que se realizó dentro de ascensores de hospitales con el fin de proponer medidas especificas para reducir el riesgo de transmisión de SARS-CoV-2.

El estudio se realizó a través de una prueba imitando la tos de una persona con una boquilla de pulverización especialmente diseñada para dispersar la cantidad exacta de partículas. Una vez pulverizado el ascensor, se realizó un análisis mediante una lámina láser mediante la cual se detectaron aerosoles colocados en la parte trasera del ascensor a media altura. El experimento se llevó a cabo durante el funcionamiento normal de los ascensores, por lo que las puertas se mantuvieron abiertas entre un 10-20% del tiempo.

Se descubrió que por lo general, pasados de 12 a 18 minutos, la cantidad de partículas disminuyen 100 veces. Con las puertas de ascensor permanentemente abiertas este tiempo se pudo reducir a 2-4 minutos (Figura 1). En todos los casos, el numero de aerosoles disminuye exponencialmente con el tiempo.

Las medidas especificas para reducir el riesgo de transmisión del SARS-CoV-2 pueden incluir dejar las puertas del ascensor abiertas durante un periodo largo de tiempo. Además de el buen uso de la mascarilla dentro del ascensor. 

También se recomienda un aumento de la capacidad de ventilación mecánica del ascensor. Los estándares actuales para un hospital pueden variar entre 6 y 20 renovaciones de aire por hora.

Si asumimos que las partículas de aerosol se mezclaran continuamente con el suministro de aire, una tasa de cambio de 10 veces por hora implica una reducción de 100 veces en las partículas de aerosol en aproximadamente 28 minutos.

En la mayoría de los ascensores de hospitales, el ventilador esta colocado en el techo y expulsa el aire de la cabina hacia el hueco del ascensor. Otra posible medida de seguridad es invertir la dirección del flujo del ventilador, creando así un flujo descendente unidireccional de aire fresco desde el techo hacia el suelo del ascensor, una medida que es estándar en la mayoría de los quirófanos para crear y mantener un entorno libre de microbios.