La correcta calidad del aire dentro de los quirófanos es un parámetro de importancia capital habida cuenta del uso al que se destinan este tipo de instalaciones.

La presencia de esporas de hongo aspergillus en dicho entorno producen gravísimas afecciones que pueden incluso acabar con la muerte del paciente intervenido. El origen de la contaminación en un quirófano es diverso e incluye al propio paciente o al equipo quirúrgico, materiales mobiliario, etc. Es importante asegurar que el sistema de climatización controle al máximo posible la entrada de contaminantes y diluya todo aquello que es generado en el interior con aire limpio. La cuestión clave es, ¿cómo se garantiza que el aire suministrado por el sistema de climatización accede con las máximas garantías de ausencia de contaminación? La industria, en sectores como la farmacia, nuclear, electrónica u otros en su día desarrollaron toda la sistemática asociada al control de salas blancas, basadas en el uso de filtros HEPA y ULPA. Los quirófanos no son exactamente iguales a este tipo de instalaciones, pero hay aspectos de los que se pueden extraer enseñanzas, por ejemplo, el denominado "test de estanqueidad de filtros". La garantía de que los filtros funcionan correctamente viene avalada, en primera instancia, por los certificados de laboratorio de los fabricantes de filtros, pero es preciso certificar que el medio filtrante no ha sido dañado durante el trasporte, almacenamiento o manipulación y confirmar la correcta colocación del filtro sobre su marco soporte. La metodología de este ensayo para su aplicación en hospitales esta descrita en la norma UNE 171340, y de forma muy sucinta consiste en la emisión de un aceite en forma de microgotas, aguas arriba del filtro, que son detectadas por un fotómetro en la cara de salida del filtro. El ensayo es conforme cuando no se supera un determinado porcentaje de penetración de aceite.