Las personas con cáncer, más vulnerables ante el COVID-19

Las personas con cáncer son un grupo especialmente vulnerable al ser población de alto riesgo ante un posible contagio de coronavirus. Entidades como la Fundació Kālida, han tenido que adaptar rápidamente su programa asistencial para poder continuar ofreciendo una atención personalizada a los afectos por procesos oncológicos, que ahora lo necesitan más que nunca.

Kālida inauguró su primer centro hace casi un año, situado dentro del recinto del Hospital de Sant Pau de Barcelona, inspirándose en el modelo de la ONG escocesa Maggie’s, red internacional de la cual pertenece, y que ha estado reconocida por el departamento de Sald del Reina Unido como “best practice”. Actualmente, esta red dispone de 30 centros construidos cercanos a hospitales públicos de referencia en tratamiento oncológicos del Reino Unido, Tokio, Hong Kong y Barcelona. Todos ellos, centros cerrados a causa del COVID-19 y entre los cuales se comparten experiencia y aprendizajes para contribuir a una mejor bienestar y calidad de vida en esta nueva situación.

Kālida pone a la disposición de las personas afectadas, sus familiares y cuidadores, un programa asistencial que se centra en la necesidad de acompañarles de forma integral, es decir, incidiendo en diferentes dimensiones como la emocional, la corporal o la social, claves para su bienestar y calidad de vida durante la vivencia del cáncer. Profesionales de diferentes disciplinas de la salud forman parte del personal que trabaja en Kālida, ayudadas siempre por personas voluntarias para las gestiones diarias. Participan también nutricionistas, terapeutas, profesores de yoga, entre otros perfiles. Juntos, y de manera multidisciplinaria e interdisciplinaria, abordan muchos de los aspectos que complementan los tratamientos médicos de este colectivo.

Adaptados al Covid-19

A causa de la epidemia provocada por el coronavirus, Kālida se ha visto obligada a suspender temporalmente el acompañamiento que ofrecía en su primer centro, reenfocando su modelo de atención para poder continuar siendo útiles y relevantes para las personas con cáncer, especialmente ahora.

Los cambios, según explica el directos del centro, Joan Reventós, han sido posibles gracias a que la entidad ya tenía habilitadas muchas de las herramientas de teletrabajo necesarias. Se ha puesto en disposición de los pacientes, familiares y cuidadores a todo el equipo de profesionales de la fundación para atender las necesidades anteriores al estado de alarma decreto, como las que han ido apareciendo durante estos días de confinamiento.

Más que nunca, una necesidad

Durante estas ultimas tres semanas Kālida ha estado en contacto con más de 675 personas, 60% pacientes y 40% familiares o cuidadores. Ha podido ofrecer 95 sesiones de terapia emocional individual, conducidas por psico oncólogos, y tratamiento de acompañamiento social facilitado por trabajadores sociales.

También se han realizado diferentes sesiones grupales de relajación, terapia grupal y nutrición mediante videollamadas las cuales han participado alrededor de 100 personas. Unas sesiones que dan satisfacción como expresa Maite (nombre ficticio para preservar la intimidad), persona con cáncer que ha continuado confiando en la fundación a pesar de la situación actual:

“Hoy con la relajación me he puesto pendiente, ha sido un acto simbólico; desde que empezó esta situación no me las había puesto.”   

Además de las actividades individuales y grupales ya en funcionamiento, Kālida esta desarrollando nuevas iniciativas grupales en línea, tanto para pacientes como cuidadores, sesiones y cursos de arte terapia, de yoga, talleres de gestión de la ansiedad y del estrés, así como una clínica social para asesorar sobre cuestiones relacionadas con la reorganización familiar, la laboral o aspectos financieros y socioeconómicos.