Rubí es un municipio de unos 75.000 habitantes ubicado en la comarca del Vallès Occidental, aproximadamente a 25 kilómetros de Barcelona. El proyecto se definió tras un análisis del entorno del solar en función de los requerimientos urbanísticos sobre la parcela y de los parámetros marcados por el programa funcional. Asimismo se tuvo especialmente presente el hecho que el edificio devendría un referente local, dada su identidad de centro público localizado en un entorno de carácter principalmente residencial. El objetivo principal fue aprovechar al máximo las características de un terreno que presentaba un importante desnivel: el solar mostraba un desnivel de tierras en forma de talud con una altura media de entre uno y dos metros, formando una barrera natural entre la calle y el terreno. Evaluadas las diferentes alternativas viables, se resolvió situar el edificio de tal forma que la excavación a efectuar fuese mínima, ejecutando un corte en el terreno en forma de talud para construir una plataforma en el punto más elevado de la calle, generando el acceso a la planta baja. El edificio se estructura en dos cuerpos rectangulares paralelos. En la planta baja se ubica el volumen de consultas, vestíbulos y la recepción vinculada a la sala de trabajo, archivo y zona administrativa. Desde el vestíbulo, en el volumen más próximo a la calle, se ubica el acceso al área de atención continua, separada del area de consultas por un patio de ventilación e iluminación. Desde esta zona, se accede al área de instalaciones, la cual construye un tercer volumen que cerraba el patio interior visible en su totalidad desde la primera planta, en la que se ubican consultas, salas de espera y ámbitos de diverso uso para el personal del centro.   El volumen de una altura constrye el zócalo del edificio en planta baja. Por encima de este volumen y, se situa un segundo cuerpo de planta baja y piso por el que se accede al centro. La disposición volumétrica de la solución proyectada permite controlar la escala del edificio frente a la calle de manera que visualmente se percibe un crecimiento del volumen a medida que se toma distancia física de éste, obteniendo una lectura nítida del conjunto arquitectónico.   La situación de la entrada y la posición de los volúmenes proyectados permiten crear un espacio de acceso que configura una pequeña plaza en la confluencia de dos calles adyacentes a la que el usuario puede acceder teniendo al fondo la imagen del interior del centro y su actividad a través de una fachada de vidrio, de forma que durante el día la dinámica laboral del centro conforma una escena visible desde el exterior y, durante la noche, el edificio adquiere la apariencia de una caja luminosa.  

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