Situado a los pies de la sierra de Collserola que marca el límite oeste de Barcelona, el complejo hospitalario Vall d`Hebron es el primer centro sanitario de Cataluña y uno de los mayores de España. El complejo está compuesto por cuatro departamentos principales distribuidos en veinte edificios, uno de los cuales es el área de Traumatología y Reha¬bilitación.

El proyecto realizado en este departamento del complejo hospitalario consistía en la creación de una unidad de pacientes internados por quemaduras. El gimnasio, que ocupaba un estrecho espacio, se de¬molió para poder ampliar el anexo, únicamente se conservó el sótano del mismo, donde se hallaban los archivos del departamento, dado que el programa estipulaba que dicho espacio y su función debían mantenerse.

Dada la pequeña superficie de la ampliación en relación al gran volu¬men del hospital, debía procurarse establecer una relativa continuidad con respecto a la arquitectura soporte, lo que implicó dotar de la mayor neutralidad posible el lenguaje arquitectónico de la intervención.

A fin de interferir en la menor medida posible en la actividad general del centro hospitalario durante el proceso de obra, se propuso una solución estructural específica consistente en una cubierta y en unos pórticos metálicos que cubrían una luz de 35 metros. Este sistema per¬mitió utilizar una estructura con un menor número de columnas dentro del área de archivos, facilitando así la distribución interna además de re¬modelaciones futuras.

La superficie de la ampliación de 2.500 m2, se divide en dos plantas, procurando mantener cierta continuidad con el edificio preexistente, es¬pecialmente en relación a sus niveles. En el semi-sótano se situan las habitaciones para pacientes con quemaduras, las salas de internación y curas y un quirófano de cirugía plástica. Asimismo, se integra a la unidad, plenamente preparada para la atención de urgencias, una sala de rehabi¬litación y despachos administrativos arriba.

En la planta baja se ubican nueve quirófanos y la correspondiente sala de recuperación post-operatoria. El edificio anexo no intenta responder a su entorno construido, cargado de diferentes formas y materiales, sino que se erige como un volumen abstracto y neutro tanto formalmente como en lo relativo a los materiales de la fachada, que se limitan al cristal y al aluminio.

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