Cada vez es más frecuente el uso de tratamientos personalizados en medicina para abordar muy diversas patologías. No plantearnos hoy en día como solución preferente para el tratamiento de fracturas la utilización de los medios tecnológicos, podría ser similar a plantearnos escribir un libro utilizando una máquina de escribir o elaborar un balance contable usando un ábaco. Al igual que ya ni nos planteamos estas últimas como opciones posibles y las hemos desestimado, por qué no lo hacemos en el caso de las prótesis o de los implantes estándar. El motivo principal está en el desconocimiento existente en relación con la tecnología. Cada vez es más frecuente que se utilicen implantes o prótesis personalizadas para casos complejos, no resueltos por productos estándar, y para casos poco usuales; pero todavía no forman parte del uso rutinario o diario, como una fractura sencilla.

En muchos casos, el uso de tratamientos tradicionales es una medida conservadora utilizada para evitar riesgos y facilitar el tratamiento. Sin embargo, esa solución no personalizada puede generar rechazo por no estar adaptada al paciente, a su morfología, medidas corporales, cargas mecánicas o estilo de vida.  Si comprendemos que personas con distintos estilos de vida y condición (una persona mayor, un joven sedentario o un deportista) no hacen el mismo tipo de vida ni necesitan la misma indumentaria para realizar sus funciones, por qué en el caso del tratamiento de una fractura sí usamos el mismo implante o prótesis o por qué recurrimos a una solución estándar para tratar a pacientes con distintos estilos de vida y necesidades.

¿Alguien se plantea hoy en día recurrir a soluciones estándar para la resolución de problemas complejos? Del mismo modo que buscamos soluciones adaptadas en nuestra vida cotidiana, debemos plantearnos que en el caso de las fracturas es necesario adaptarse a dichas situaciones.