Mantenimiento predictivo hospitalario: integración de instalaciones, servicios y tecnología

ULBIOS | SEPTIEMBRE 2025
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La gestión del mantenimiento en hospitales y centros sociosanitarios constituye uno de los pilares fundamentales de la seguridad asistencial. Estos edificios concentran instalaciones críticas de agua, climatización, electricidad y equipos médicos de alta complejidad, cuyo funcionamiento ininterrumpido resulta vital para la atención sanitaria. Una interrupción en los sistemas de agua caliente sanitaria, un fallo en la climatización de un quirófano o un descenso en los niveles de desinfección de una torre de refrigeración no son simples incidencias técnicas: representan un riesgo real para la salud pública.

En los últimos años, la evolución normativa y el avance tecnológico han transformado por completo el concepto de mantenimiento. El enfoque reactivo, centrado en reparar averías, y el preventivo, basado en revisiones periódicas, resultan insuficientes para garantizar la seguridad en entornos tan sensibles. La tendencia es clara: la digitalización y la monitorización en continuo permiten anticiparse al riesgo, optimizar recursos y convertir el mantenimiento en un proceso predictivo que genera valor añadido.

 

Un marco normativo cada vez más exigente

La publicación del Real Decreto 487/2022, junto con su actualización mediante el RD 614/2024, ha supuesto un punto de inflexión para todas aquellas instalaciones que utilizan agua y pueden generar aerosoles.

Estas normativas introducen un cambio de paradigma en la prevención de Legionella, obligando a los titulares de las instalaciones a elaborar Planes Sanitarios del Agua (PSA) y Planes Sanitarios frente a Legionella (PSL o PPCL).

A diferencia de los antiguos programas de control, los PSA y PSL no se limitan a tareas rutinarias de limpieza o muestreo, sino que exigen:

  • Una evaluación de riesgos basada en evidencia, identificando puntos críticos de la instalación.
  • Trazabilidad digital y documental, con registros verificables en tiempo real.
  • Medidas preventivas y correctivas personalizadas, ajustadas al comportamiento real de cada red hidráulica.
  • Responsabilidades claramente definidas para titulares y explotadores, con un régimen sancionador que alcanza los 600.000 euros en los casos más graves.

El resultado es un entorno regulador en el que el mantenimiento hospitalario ya no puede depender de lecturas manuales o registros esporádicos. La normativa empuja hacia la digitalización como única vía para garantizar cumplimiento, transparencia y seguridad sanitaria.

 

Instalaciones críticas bajo vigilancia continua

En un hospital, no todas las instalaciones presentan el mismo nivel de riesgo, pero todas son esenciales. Las más críticas desde el punto de vista de la prevención de Legionella y el cumplimiento normativo son los circuitos de agua caliente sanitaria (ACS y rACS), los depósitos acumuladores, los termos eléctricos descentralizados y las torres de refrigeración.

Cada uno de estos sistemas requiere una vigilancia específica:

  • Los acumuladores de ACS deben mantenerse por encima de 60 °C y los retornos de red a más de 50 °C para evitar la proliferación bacteriana. Una bajada puntual de temperatura puede favorecer el crecimiento de Legionella.
  • Las torres de refrigeración, al liberar aerosoles, suponen un riesgo elevado de transmisión si no se controla la biopelícula en sus superficies internas.
  • Los termos eléctricos, especialmente cuando están distribuidos en distintos servicios del hospital, son focos potenciales de riesgo si no se monitorizan en continuo.
  • Los depósitos de agua fría deben garantizar valores adecuados de pH, cloro libre residual y turbidez, parámetros que condicionan la calidad final del agua de consumo.

Estas instalaciones no pueden gestionarse únicamente con inspecciones manuales o con mediciones puntuales. El mantenimiento predictivo exige disponer de datos constantes y verificables que permitan identificar desviaciones en tiempo real y actuar antes de que estas se traduzcan en un riesgo sanitario.

 

La tecnología como eje transformador

El salto cualitativo en la gestión del mantenimiento hospitalario viene de la mano de la digitalización y la sensorización IoT. Actualmente, es posible monitorizar en continuo los parámetros críticos como la temperatura, el pH, el potencial redox (ORP), la concentración de cloro libre residual o la turbidez ultra baja del agua. Incluso se dispone de biosensores capaces de medir directamente la actividad del biofilm, proporcionando información sobre la colonización bacteriana y la eficacia real de los tratamientos de desinfección.

Estos dispositivos generan datos continuamente y la información se transmite a plataformas digitales que permiten visualizar dashboards, recibir alertas automáticas, generar informes técnicos y almacenar históricos accesibles durante años. Gracias a algoritmos de correlación multivariable, estos sistemas pueden anticipar patrones de riesgo, recomendar intervenciones preventivas y reducir costes asociados al muestreo manual y al uso excesivo de productos químicos.

El resultado es un modelo de mantenimiento en el que la toma de decisiones ya no depende de la intuición técnica ni de registros puntuales, sino de datos objetivos, fiables y continuos, capaces de convertir el mantenimiento en una herramienta predictiva y estratégica.

 

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