Guía de buenas prácticas para la circulación en el bloque quirúrgico
El objetivo de esta guía es controlar los factores de riesgo extrínsecos asociados al medio ambiente quirúrgico, minimizando en todo lo posible el riesgo microbiológico, contribuyendo así a la reducción de las tasas de infección nosocomial postquirúrgica hasta un valor aceptable, y garantizando de esta manera el éxito del proceso al que el paciente es sometido.
Las infecciones de herida quirúrgica suponen de un 14 % a un 16 % de las infecciones hospitalarias. Esta tasa de infección es un indicador de la calidad asistencial del bloque quirúrgico.
Las normas de circulación, que son de obligado cumplimiento, pretenden fundamentalmente minimizar el riesgo de infecciones en el área quirúrgica. Una buena organización funcional de esta área es fundamental para establecer una adecuada circulación, tanto para el acceso como para el interior de toda la zona. Aunque la existencia de doble pasillo (limpio-sucio) para la circulación intraquirófano no es un requisito indispensable, si es altamente recomendable para alcanzar unas condiciones de seguridad microbiológica. Igualmente, sí es fundamental restringir el acceso de personas, en la medida de lo posible, a las diversas áreas del bloque quirúrgico. Las personas cuando se mueven son las principales fuentes de microorganismos. Se reduce la carga bacteriana ambiental disminuyendo el número de personas y sus movimientos, así como asegurando un adecuado flujo y renovación del aire. La doble circulación facilita un flujo más controlado del transito de personas, material, residuos y personal y, por tanto, una mejor distribución y mayor facilidad en la realización de las tareas. fección es un indicador de la calidad asistencial del bloque quirúrgico.
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