En respuesta a el artículo Camas UCI ¿menos es más? Surge este artículo sobre la visión y la estrategia en cuanto al número de camas en la UCI.

La crisis del COVID-19 ha revelado las limitaciones de nuestras infraestructuras sanitarias actuales para acoger una oleada de pacientes con enfermedades agudas que requieren de hospitalización y vigilancia. Sin embargo, aunque aumentar el numero de camas en la UCI es una opción, actualizar los métodos de monitorización en las habitaciones también puede ser parte de la solución.

Existen múltiples sensores inalámbricos y portátiles para la monitorización de constantes vitales de manera no invasiva y continua. Estas herramientas se utilizan cada vez más en las salas quirúrgicas para detectar complicaciones postoperatorias en una primera etapa y así abordar los problemas a tiempo. Cuando los profesionales sanitarios verifican las constantes cada 4-8 horas, pierden un número significativo de datos. Los estudios han demostrado que la monitorización continua de las constantes vitales permite la detección inmediata del deterioro clínico y, a la espera de una intervención apropiada, una disminución en el paro cardiaco y la admisión a la UCI. Durante la crisis del COVID-19, un gran numero de pacientes que requerían de oxigeno y en riesgo de deterioro rápido han sido admitidos al mismo tiempo. Por lo tanto, varios hospitales han equipado rápidamente sus salas con oxímetros de pulso inalámbricos para hacer frente a este aumento.

En las habitaciones de los hospitales, la proporción profesional/paciente es mucho más baja que en la UCI y los médicos no están acostumbrados a lidiar con situaciones clínicas que ponen en riesgo la vida del paciente. Por lo tanto, no se puede simplemente instalar el sistema de monitorización de la UCI en una habitación. Se debe implementar un sistema diseñado específicamente para este espacio y sus requisitos. Pero estos sistemas se encuentran actualmente en desarrollo o evaluación.