Este artículo está escrito por Ana Lozano Romero, es una versión resumida de su Trabajo de Final de Grado, tutorizado por Roger Mendez Badias en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona

Generalmente, nos encontramos con hospitales que intentan salvar una serie de metros cuadrados destinados a unos usos con la premisa de funcionar de manera eficiente y, como resultado, obtenemos pasillos infinitos y espacios con poca relación con la naturaleza dejando a un lado el bienestar de los principales usuarios de estos edificios, las personas enfermas de cáncer, en el caso de los hospitales oncológicos.

Este trabajo pretende poner en manifiesto la carencia de espacios humanos en los hospitales oncológicos y cuáles son los recursos que la arquitectura puede utilizar para hacer de estos una fuente de bienestar para los usuarios. Transformarlos para así generar una experiencia menos desagradable y traumática a la persona dentro de la incerteza a la que está sometida ha de ser el objetivo principal en el diseño de este tipo de edificaciones: que un hospital sea menos hospital para que la persona enferma se sienta simplemente persona.

La investigación se divide en dos bloques principales, empezando por la evolución tipológica de los hospitales para entender cómo se ha llegado a los hospitales que tenemos hoy en día y el estudio de referentes históricos que supusieron un antes y un después en la concepción de esta tipología edificatoria. Seguido del impacto que tiene, tanto físico como emocional, el padecer cáncer para poder empatizar y entender cuáles son las necesidades particulares de este tipo de usuario vividas en primera persona, como también el estudio de varios ejemplos de arquitecturas concebidas para ofrecer servicio a pacientes oncológicos comparándolos con los espacios de un hospital oncológico actual, en concreto los del Institut Català d’Oncologia de l’Hospitalet de Llobregat, para reconocer las carencias arquitectónicas que repercuten psicológicamente en las personas.

Por último, poniendo en común todo lo previo, se establecerán una serie de criterios que buscan que la experiencia arquitectónica sea una fuente de bienestar para los usuarios haciendo que el propio edificio sea partícipe del tratamiento médico.

Capítulo 1 – Historia y casos de estudio

La arquitectura sanitaria ha sido, desde el principio, un reflejo tanto de los avances científicos realizados en medicina como de los tecnológicos en la construcción. Estos dos componentes han ido definiendo y modificando los modelos tipológicos a lo largo de la historia.

En los inicios, los hospitales o lugares de sanación tenían una vinculación clara con las instituciones religiosas, siendo unos espacios anexados a los monasterios. Más adelante se empezaron a construir edificios hospitalarios con las volumetrías características de la época, como son la organización en planta de cruz griega rodeados de patios siguiendo la tradición de los claustros.

Con el inicio de la Revolución Industrial, durante los siglos XVII y XVIII, se hizo un gran esfuerzo por modernizar estos edificios, donde requisitos como la higiene fueron decisivos para mejorar la salubridad y el ambiente interior conseguido en gran parte por la aplicación de nuevas técnicas constructivas. Un ejemplo de esta tipología es el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Domènech i Montaner, diseñado con el objetivo de saber y comprender las necesidades de los usuarios, haciendo que el edificio esté al servicio de ellos. Lo que destaca es la volumetría organizada en pabellones de baja altura separados por grandes jardines y espacios interiores diáfanos.

Florence Nightingale, considerada la madre de la enfermería moderna, tuvo una gran influencia en la manera de construir estos edificios gracias a la teoría que relacionaba una buena higiene de los hospitales con una tasa de supervivencia más elevada de los pacientes, donde no sólo se tenía en cuenta el entorno físico sino la importancia de la luz natural, el aire fresco y limpio, el paisaje y una buena alimentación. Los edificios resultantes tenían forma de peine, consistente en un eje longitudinal destinado a la zona de circulaciones que comunicaba con los pabellones transversales separados por grandes patios para garantizar la entrada de luz natural y ventilación cruzada, lo que permitió hacer volumetrías más grandes.

Hasta llegar a los que tenemos hoy en día, donde nos encontramos con edificios masificados cerrados en sí mismos con poco contacto con el entorno y sin ventilación natural, derivado por el aumento de la población y su demanda, gracias a los avances tecnológicos en maquinaria y arquitectura.

Otro de los ejemplos analizados en el trabajo sobre esta tipología es el del Sanatorio de Aalto se realizaron diversos estudios que demostraron la capacidad de curación de la radiación solar en las personas enfermas de tuberculosis. El edificio se construyó en altura, con unas habitaciones concebidas para la persona estirada en la camilla y que necesita una incidencia solar constante, con incluso un ala destinada a unas terrazas para tomar el sol. Es por este motivo que se podría considerar un edificio medicina en una zona boscosa privilegiada por los beneficios que añade al proyecto.

Capítulo 2 - Cáncer

El cáncer es una enfermedad que cada año afecta a millones de personas y tiene una repercusión tanto a nivel físico como emocional. Dado que estadísticamente los pacientes oncológicos son los que pasan más tiempo en los espacios sanitarios durante sobre todo los días de tratamiento, se elabora un recorrido por los espacios de un edificio sanitario, en este caso del Institut Català d’Oncologia de l’Hospitalet de Llobregat, para comprender y empatizar con las diferentes situaciones que se dan, especialmente de los altibajos emocionales y cambios en la integridad física durante la estancia en el hospital. Además, se investiga sobre los diferentes efectos secundarios que pueden dar los tratamientos.