Este artículo fue publicado por primera vez en el anuario AEIH 2021.

A lo largo del año 2020, la sociedad se ha visto asediada por infinidad de productos que proclaman su eficacia para la eliminación del SARS-CoV-2. Tras la campaña de la OMS sobre el lavado de manos, que determinó un antes y un después en la prevención de IRAS (Infecciones Relacionadas con la Atención Sanitaria), procederemos a evaluar diferentes tecnologías relacionadas, para analizar los diferentes pros y contras de su implementación.

Desinfección de superficies

Los productos químicos utilizados en la desinfección de superficies como lejía, peróxido de hidrogeno, alcohol, glutaraldehído, ácido peracético, amonio cuaternario, etc. Llevan en su utilización las medidas de protección habituales en el uso de cada producto y que son seguidas por las personas encargadas de estas labores y que vienen detalladas en cada una de las fichas de seguridad de los productos, así como la neutralización de su aplicación según requiere cada tipo.

Una cuestión que queda en el intermedio entre estas aplicaciones es la posibilidad de contaminación y que esa contaminación pueda llegar a afectar a los pacientes. Se ha podido ponderar a través de estudios médicos relacionados, que el cobre es un elemento muy eficaz por su capacidad bactericida, por simple contacto, de los patógenos más habituales en los hospitales e incluso en el control de microorganismos resistentes a la Meticilina (MRSA) o la Vancomicina (VER). Esta protección se consigue con la aplicación de láminas de cobre que se adhieren a las superficie o por medio de la proyección del mismo sobre las mismas. Cada vez es más habitual en los hospitales y, en mayor medida, en las unidades de cuidados intensivos, las cuales juegan un papel de mayor relieve sobre estas contaminaciones cruzadas, la protección con cobre de barandas de cama, brazos de silla de acompañantes, porta sueros, bandejas, grifería, mesitas auxiliares, etc. Protegiendo estas zonas se ha podido cuantificar reducciones de las enfermedades producidas por IASS en más de un 40%.

También están en proceso de desarrollo otras tecnologías menos desarrolladas, tales como la implementación de la plata en forma de film o nanopartículas. No obstante, para permitir su uso deben estar registradas (u obtenerse de un proveedor autorizado) en la European Chemical Agency (ECHA). Debido a esto, estas tecnologías alternativas aún tienen un largo camino por recorrer para la utilización en estos usos. Entre el registro, la conformidad y el desarrollo de estudio de eficacia puede demorarse años a la comercialización de estos productos de forma legal.

Dispositivos electrónicos

Con relación a los dispositivos electrónicos, el desarrollo tecnológico de los últimos años ha permitido la creación de teclados, ratones y protectores de pantalla con propiedades bacteriostáticas e incluso, yendo más lejos, que en si elaboración se fabriquen de forma más consistente y segura. Prueba de ellos es la utilización de láser en el grabado de las letras de los teclados, que el material de su composición sea capaz de soportar sin deterioro e uso de los desinfectantes más habituales en ambientes hospitalarios y que incluso sean sumergibles, para su limpieza y desinfección, en las lavavajillas o fregaderos de las distintas unidades del hospital. De esta forma los ordenadores de las UCIs, pantallas táctiles, ratones e incluso los propios teléfonos móviles pueden contar con este tipo de protección desinfectante, sin alterar su estructura ni condicionar su buen funcionamiento.

Tanto es así que en los vertidos accidentales de líquidos calientes como puede ser un vertido accidental de café o de productos azucarados, tales como refrescos, sobre los teclados, estos permanecen operativos en todo momento, a la espera de su limpieza y desinfección, que se pueda realizar sumergiéndolos en el agua del grifo del lugar.

Hay un elemento de especial importancia que no se protege todo lo que se debería: las pantallas táctiles. Hoy en día, cualquier dispositivo electrónico funciona con una pantalla táctil: una pantalla que, en muchas ocasiones, no es desinfectada antes de su uso pudiendo dar lugar a contaminaciones cruzadas. Derivado de esto, se han elaborado protectores de pantalla a medida con un agente bacteriostático que permite, no solo evitar el crecimiento de microorganismos en su superficie, sino utilizar cualquier desinfectante de uso habitual en hospitales sin deteriorar la pantalla.

Desinfección de ambientes interiores con biocidas

Los ambientes interiores requieren de la desinfección ambiental. Para ello, lo mas habitual es la utilización de nebulizadores tanto manuales como automáticos. Este tipo de dispositivos son capaces de liberar gotas microscópicas entre 5 y 50 micrones. Este tipo de minúsculas gotas pueden permanecer en suspensión durante horas. Para evitar riesgos a los usuarios se establecen plazos de seguridad en los que las estancias deben permanecer vacías. El tiempo de seguridad habitual se sitúa entre 3 y 12 horas. A esto hay que añadir el correcto sellado de toda la habitación para evitar que estas partículas puedan salir al exterior de la misma.

Los productos que en mayor medida se están utilizando, debido a su tiempo de recuperación de espacios, son el Peróxido de hidrogeno y el amonio cuaternario, existiendo otras alternativas de menor uso. El producto que requiere menor tiempo de uso y que ha soportado en mayor medida su utilización en centros sanitarios ha sido el peróxido de Hidrogeno en una formulación básica del 0,5%, según las pruebas establecidas en Alemania frente al SARS-CoV-2. No obstante, ha supuesto una alteración en los espacios ocupados.