Cuando se habla de atmósfera, se pueden entender distintos conceptos. Entendiendo la atmósfera como el ambiente que nos rodea, existe una clara relación entre un espacio y el comportamiento y emociones de la persona que está en él. El ambiente de un hospital tiene unas características determinadas que lo hacen diferente a cualquier otro entorno o edificio. Históricamente, posee un clima emocional ligado al simbolismo del hospital, aspecto que plasma @EnfrmraSaturada en el post dónde escribe “Los hospitales están llenos de personas que tienen el mejor día de su vida, el peor día de su vida, el primer día de su vida y el último día de su vida.”

Esta percepción estimula la dependencia hospitalaria y cierta despersonalización del paciente. Por eso, se ha vuelto algo imprescindible en los últimos años la humanización de los hospitales poniendo en valor la experiencia del paciente, involucrándole en procesos de creación y empoderándole, adaptando los diseños y espacios, a sus necesidades.

Si se tiene en cuenta el marco de referencia que proporciona Beryl Institute [1], que muestra los ocho ámbitos de impacto en la experiencia de los pacientes, el enfoque de atmósferas se sitúa en el ámbito de hospitalidad y entorno.

Cuando se habla de hospitalidad y entorno, en la literatura con frecuencia se encuentran referencias a experiencias en cuanto a espacios e infraestructuras. Sin embargo, poner el foco en el entorno y tener en cuenta la atmósfera, engloba aspectos como el respeto al descanso nocturno de los pacientes, aspecto que se aborda en profundidad en el presente artículo.

Está claro que el descanso nocturno es una parte muy importante en el proceso de curación de los pacientes. Las casusas más frecuentes que impiden el descanso nocturno están bien definidas, algunas de ellas son debidas a problemas estructurales (ascensores, timbres, luces), otras organizativas (horarios de curas, medicación, ingresos en planta), y otros personales, (conversaciones de sanitarios, otros pacientes y familiares), todos estos factores influyen en una la evolución y el proceso de recuperación.

Mejorar el descanso nocturno se podría decir que ha sido uno de los aspectos más abordados y con mayor impacto en la experiencia de los pacientes ingresados. Algunos de los proyectos más conocidos, ambos impulsados por enfermería, y de los que se encuentran mayores referencias son: el proyecto Morfeo [2] que se desarrolló en un centro Sociosanitario, el Parc Sanitari Pere Virgili o el proyecto SueñOn [3] que nace como una campaña dirigida a profesionales de salud, a gestores, y pacientes y familias, desarrollada e impulsada por profesionales en colaboración con diferentes entidades y organismos.

En esta línea, a continuación, se describe la metodología para el desarrollo del proyecto Oniros [4], que se desarrolló en un Hospital de la XHUP, el Hospital Plató, situado en la ciudad de Barcelona.